El teletrabajo: una realidad desconocida


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Ni trabajamos en pijama, ni nos levantamos a las tantas, ni estamos todo el día perdiendo el tiempo con cualquier distracción (salvo quizás alguna que otra excepción). En una sociedad en la que cada vez es más frecuente el teletrabajo, los estereotipos relacionados con esta forma de organización del empleo no solo no se están derribando, sino que se consolidan. A ello contribuyen factores como la falta de planes formativos sobre la materia y el poco apoyo institucional que recibe por parte de las administraciones públicas.



“Vamos hacia una sociedad freelance pero nadie nos está enseñando a serlo”, asegura el periodista valenciano David Blay, quien en su cruzada contra los tópicos que giran alrededor del teletrabajo ha publicado el libro ‘¿Por qué no nos dejan trabajar desde casa’ e impartido numerosas conferencias en las que intenta desmontar esos prejuicios que nos impiden entender que trabajar desde nuestros domicilios particulares, una cafetería o un parque puede ser tan provechoso o más que hacerlo en una oficina, donde el inquebrantable horario laboral está marcado de antemano por la dirección de la empresa.



Entre las ventajas de optar por el teletrabajo, Blay destaca que nos permite conciliar mejor la vida laboral con la personal, dado que cada persona se organiza de manera autónoma en función de sus obligaciones familiares, de sus biorritmos y, por qué no decirlo, de sus momentos de ocio. Tal y como explica en sus ponencias, cuando conocemos nuestra manera de funcionar a lo largo del día descubrimos las franjas en las que somos más productivos y aquellas en las que es mejor parar a tomar el aire, ver una serie, leer un rato o salir a practicar deporte.



La actividad física es uno de los aspectos en los que más hace hincapié en sus intervenciones. En este sentido, recuerda que “libera la mente, despierta la creatividad, ayuda a desbloquear ideas encalladas e incluso contribuye a disminuir el número de bajas laborales en las empresas”, por lo que recomienda encontrar un hueco a lo largo de la jornada laboral para dedicarlo a esta cuestión. Por último, destaca la importancia de descansar bien para poder estar al 100% cuando nos enfrentemos al trabajo.



Con todo, pese a que considera que el teletrabajo no es para todos, porque hay gente que es más eficiente en una oficina o tiene dificultades para gestionar la incertidumbre de no saber si mañana tendrá clientes (en el caso de los trabajadores por cuenta propia), el periodista está convencido de que en un mundo en el que para más del 60% de los empleos tan solo es necesario disponer de un ordenador, un teléfono móvil y conexión a Internet, la flexibilidad horaria nos permite administrar nuestro tiempo de modo más satisfactorio para lograr ser productivos y conseguir nuestros objetivos sin descuidar por el camino otras facetas de nuestra vida.



Sea por vocación, por estrategia empresarial o porque se ha hecho de la necesidad virtud, lo mejor es adaptarnos a esta realidad y aprender a transmitirla a nuestro entorno para que entiendan en qué consiste. Consejos como los de David Blay, acompañados de ciertas dosis de paciencia, constancia e ingenio, seguro que nos ayudan a afrontar las circunstancias con más probabilidades de éxito.



¿Seguimos derribando mitos?


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