Unicef ha presentado esta mañana en Madrid el informe "La infancia en España", un documento que recoge con datos objetivos la situación en la que se encuentran los más pequeños de nuestro país. Tal y como la organización ha resaltado en la convocatoria para los medios, y también en las redes sociales a través del hashtag #yopidopacto, en los últimos 25 años los datos han mejorado. Sin embargo, aseguran que todavía quedan muchos retos por conseguir. Entre otras cifras, han resaltado que el 27,5% de los niños vive en riesgo de pobreza y que el porcentaje de abandono y fracaso escolar supera el 23%.
Este organismo internacional reclama un gran Pacto de Estado que incluya a niños, empresas, sindicatos, administraciones públicas y partidos políticos para blindar los derechos de la infancia. Para ello, han puesto en marcha una ambiciosa campaña de recogida de firmas con la que presionar a los poderes públicos para que aborden esta cuestión, en la que consideran fundamentales dos grandes desafíos. Por un lado, “la lucha contra la pobreza infantil y por la inclusión social de los pequeños” y, por otro, la apuesta por “una educación de calidad que incluya medidas contra el abandono y el fracaso escolar y que se comprometa con la estabilidad normativa y el modelo educativo”.
¿Cuántas veces hemos reivindicado los ciudadanos en lo que llevamos de periodo democrático ese gran pacto? ¿Y cuantas han sido las leyes educativas que hemos conocido a lo largo de estos años? Unas nacieron con la oposición del profesorado y otras ni siquiera llegaron a aplicarse. Y con este panorama, ¿a alguien le extraña que en el Informe Pisa España esté a la altura de Polonia, Eslovenia o Serbia y más de 30 puntos por debajo de Alemania, Italia o Francia?
Gobernar significa velar por el interés general, no por el particular. Hasta que los políticos no entiendan el verdadero sentido del servicio público, el grito de Unicef seguirá siendo más que necesario. Imprescindible.
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