Amnesia

Es increíble cómo la gente solo recuerda lo que le interesa. Da igual que le menciones determinados episodios del pasado. Niegan la mayor. No ocurrieron. Como diría el ilusionista, son producto de su imaginación.


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Amnesia no es solo una conocida discoteca ibicenca. Según la Real Academia Española de la Lengua, la amnesia es la pérdida o debilidad notable de memoria, una incapacidad que, por lo visto, se está expandiendo a pasos agigantados. Es increíble cómo la gente solo recuerda lo que le interesa. Da igual que le menciones determinados episodios del pasado. Niegan la mayor. No ocurrieron. Como diría el ilusionista, son producto de su imaginación.



Pero los hechos son los hechos, por mucho que después nuestras sean las conclusiones. Y aquí, por una vez, sí: dos peras son dos peras y dos manzanas son dos manzanas. Hay poco margen para la discrepancia. Habrá matices, por supuesto. Sin embargo, en lo esencial, sigue siendo lo mismo. ¿Por qué no somos capaces de reconocerlo? ¿Qué extraño embrujo nos impide ser honestos con nosotros mismos y con los demás y admitirlo?



Si para muchos los hechos son discutibles, ya no digamos las palabras. El 'donde dije digo, digo Diego' es el pan nuestro de cada día, porque aquí la gente no miente, cambia de opinión. O, como diría Lola Flores en una de sus frases más ocurrentes, "cuando yo digo las mentiras las convierto en verdad". Ahí es nada. La palabra dada está perdiendo valor. En esta sociedad líquida que más que correr vuela, cada vez tiene menos consistencia. Todo es humo, inconsistencia y provisionalidad. ¿A qué tabla te agarras en un mundo así para no naufragar? 



En este contexto, la amnesia arraiga fácilmente. Esta predisposición al olvido apenas requiere implicación, todo es muy sencillo. Está al alcance de cualquiera, solo hay que proponérselo y practicar un poco. Y los resultados llegan pronto. Respecto al precio, se lo deberán pagar a sus conciencias. Hablen con ellas y concreten la transacción. ¿Se animan?



Tan solo deben dejar de lado la coherencia, trabajar la tergiversación y dar rienda suelta a su creatividad para construir una realidad alternativa que, dónde va a parar, es mucho más apetecible. Poco importa que la situación ralle o traspase los límites de la vergüenza. Con el tiempo descubrirá que eso y dormir a pierna suelta son dos cuestiones sobrevaloradas. 



A todo lo dicho, pueden sumar la clave para conseguir que su amnesia sea tan grande como el Everest. A la incoherencia, la tergiversación y la creatividad, añádanle su poquito de egoísmo, un ingrediente con el que no defraudarán. La amnesia selectiva es un arte. ¡Adelante!


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