Achicharraítos

Nunca una canción promocional televisiva ha sido tan profética como la que ha utilizado este verano La Sexta.


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Estos últimos meses hemos estado todos achicharraítos. Nunca una canción promocional televisiva ha sido tan profética como la que ha utilizado este verano La Sexta. Pegajosa como ella sola, la melodía suscita tanta atracción como repelencia. Pero, no solo a nivel comercial, la cadena de Atresmedia ha dado en el clavo.



La actualidad ha estado marcada en España durante este estío por los incendios y por las intensas olas de calor. Es triste ver cómo nuestro rico patrimonio natural queda reducido a cenizas ante nuestra mirada, ya anestesiada ante tanta desgracia sobre la que pensamos que no podemos hacer absolutamente nada.



Quizá sea así y esté todo perdido. Demasiado tiempo hemos estado maltratando al planeta sin la menor conciencia por el futuro. El último que cierre la puerta. Así podría resumirse nuestra actitud como sociedad ante los innumerables atentados producidos durante muchos años a nuestro entorno sin el más mínimo remordimiento.



Pese a ello, nunca tanta gente ha estado tan convencida como ahora de que las cosas se han hecho mal. Y eso, reconozcámoslo, es un paso fundamental. Cada vez hay menos negacionista del cambio climático. Las consecuencias son palpables, han traspasado la barrera de lo posible para convertirse en un hecho probado. Eso es irrefutable.



Aprovechemos este avance para revertir la situación, o al menos para minimizar tanto como se pueda el evidente deterioro al que estamos sometiendo a la Tierra. Habrá que modificar rutinas y hábitos. Tendremos que renunciar a algunos privilegios, sí, pero creo que si son en beneficio de las generaciones venideras será un esfuerzo más que recompensado.



Como gritan los expertos, necesitamos más prevención para evitar incendios y eso requiere conciencia social por parte de todos, principalmente de las instituciones. Las administraciones públicas deben abanderar de manera firme esta lucha contra el cambio climático y redoblar sus esfuerzos para concienciar a la ciudadanía, un trabajo en el que los medios de comunicación también son decisivos.



Si en vez de anticipar el apocalipsis y de asustarnos con la inminente llegada del fin fueran un poco más pedagógicos y nos transmitieran más y mejor cómo podemos actuar desde nuestra pequeña parcela personal estoy convencido de que, en general, la actitud frente a este grave problema sería diferente. ¿Qué esperamos de la gente si constantemente le repetimos que está todo perdido y no hay nada que podamos hacer para evitar el desastre?



Auguran que el de 2022 será probablemente el verano más fresco de todos los que nos quedan por vivir. ¿No os inquieta escuchar una profecía así? Transformemos ese temor en acción. Preocupémonos, pero sobre todo ocupémonos.  Estamos achicharraítos. ¿Queremos estarlo más?


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